(capítulo 1, capítulo 2, capítulo 3, capítulo 4, capítulo 5)
Ocurrió una vez que el hada Ivell fue hasta la orilla del lago donde siempre solía encontrarse con el humano Casiel, pero aquel día no lo encontró. En su lugar vio a tres hombres ahí apostados. Uno de ellos tenía aspecto de hombre del norte, otro de ellos tenía rasgos orientales, y el tercero era un hombre color. Los tres estaban sentados mirando a las estrellas del firmamento.
Ivell se mantuvo escondida mientras los miraba atentamente, pues no creía conveniente mostrarse todavía antes ellos. Sin embargo, el hombre del norte miró hacía el lugar en el que ella se ocultaba, y con voz suave dijo: “no te escondas, amiga mía, no te haremos daño. Ven, acércate”.
Ivell, sin saber como aquel humano la había percibido, decidió acercarse hasta ellos, aunque mantuvo un poco la distancia, pues todavía no había podido evaluar el tipo de intenciones que a aquellos tres hombres les había llevado hasta ahí.
- Perdonad mi indiscreción, pero…¿Quiénes sois? – preguntó intrigada el hada.
- No debes preocuparte, somos amigos. Estamos mirando las estrellas. Nos gusta contemplar el firmamento. Las estrellas nos hablan, nos muestran el reflejo de lo que sucede en la Tierra – dijo el oriental.
- ¿Hace mucho que las observáis? – pregunto Ivell.
- A veces me parece que llevamos varios siglos haciéndolo – dijo el de color, y sus compañeros rieron con complicidad.
- ¿Y ahora que os dicen? – preguntó nuevamente Ivell llena de curiosidad.
- Nos dicen que eres una criatura bondadosa, preocupada siempre por los demás, humilde y dulce. Has hecho cosas buenas, tu magia siempre ha sido para bien – dijo el hombre oriental.
- Lo decís por quedar bien – dijo incrédula el hada. – Contadme la historia más bella que os hayan contado las estrellas.
Los tres hombres se miraron entre ellos. Aunque los tres sabían ya que historia contarían, pues sólo una destacaba por encima de las demás.
- Hace mucho tiempo me hallaba en las tierras del norte, cuando vi en las estrellas un mensaje celestial que me dijo que tenía que viajar hasta tierras muy lejanas – dijo el hombre del norte.
- Yo me hallaba en mi reino del este cuando leí un mensaje similar en las estrellas. Me dijeron que “alguien grande” se acercaba. Tuve curiosidad por saber de quien se trataba, y decidí emprender el viaje –dijo el oriental.
- Yo me hallaba con los de mi clan mirando el firmamento, y las estrellas me avisaron de que un gran acontecimiento que cambiaria el curso de la Humanidad se iba a producir en el este, y hasta ahí me hizo viajar mi infinita curiosidad. – dijo el hombre de color.
Entre los tres contaron como se encontraron y a partir de su encuentro juntos viajaron, de cómo las estrellas les contaron que iban a conocer a un gran rey, de cómo por si acaso iban bien preparados, y cada uno llevaba presentes por si se presentaba la ocasión, y de cómo una noche una estrella resplandeciente desde el firmamento les guío hasta una pesebre humilde donde “aquel gran rey” nació. Encontraron al niño sonriente en brazos de su madre, y una luz resplandeciente que lo envolvía. Sin duda supieron que habían encontrado al rey que las estrellas les habían anunciado. Y aunque no era lo que esperaban, y aunque cada uno de ellos eran reyes, ante el niño se postraron, y le ofrecieron sus presentes, materiales bien preciados en cada uno de sus reinos, oro, mirra e incienso, que al niño regalaron.
El hada se quedó sorprendida por la historia, pues una leyenda bien parecida había oído en ocasiones contar a Casiel. Precisamente días atrás habían celebrado la fiesta de la Navidad, en la que celebraban el nacimiento de un niño que cambió para siempre el destino de los hombres, y una historia que siempre le gustaba contar de tres reyes magos que se acercaron al portal, donde el rey de los cielos aquella noche nació, y de cómo precisamente le habían regalado oro, incienso, y mirra. Pero aquella historia era de por lo menos mil años atrás, ¿serían aquellos los mismos hombres?... no lo dudó ni por un momento.
- Hoy es una fecha muy especial, pues tal noche como hoy visitamos a aquel niño. Y desde entonces cada año llevamos regalos a aquellos que muestran bondad – dijo uno de ellos.
- Dime dulce hada, dinos que deseas, pues no estamos aquí por estar, hemos venido porque algo te queremos regalar – dijo otro de ellos.
El hada se llevó gran sorpresa, de cómo aquellos hombres, que sin duda tenían conexión con la magia, aquellos desconocidos, habían ido de propio hasta al lago para ofrecerle un regalo. El hada no tuvo mucho que pensar, y les contó lo que quería.
- Sabíamos que algo así pedirías, por eso te lo concederemos, aquí tienes tu regalo – dijo uno de ellos entregándole un colgante que representaba a un hada con las alas extendidas.
- Más por pedir lo que has pedido, permite que entreguemos otro presente con la misma finalidad, pero éste sólo para ti. – dijo otro de ellos entregándole otro colgante con forma de caballero que en lugar de empuñar una espada empuñaba una flor, una gerbera para ser más exactos.
El hada se sintió contenta de recibir tanta amabilidad de aquellos tres hombres, y recibió un colgante diminuto, pero a medida con ella, pues las hadas son de reducido tamaño. Y se colocó al momento. Más cuando les iba a dar las gracias, se encontró con la sorpresa de que ya habían desaparecido sin dejar rastro. ¿Dónde se habrían metido? Entonces vio a lo lejos una figura que se acercaba, y lo reconoció al instante: era Casiel.
Sin contarle nada de lo ocurrido, le mostró el colgante con forma de hada de alas extendidas que le habían entregado aquellos hombres, y le dijo el hada:
- Éste es un regalo para ti, pues a veces mi magia es limitada, pero este colgante lo solucionará. Pues has de saber, que cuando lo necesites, te concederá hasta dos deseos.
Ese fue el deseo que había pedido Ivell… que le concedieran a Casiel el deseo que el quisiera, y por haber pedido para otra persona, mostrando así falta de egoísmo y gran generosidad, recibió de recompensa otro regalo exactamente igual, que a falta de uno, les concederían, por igual, hasta dos deseos.
F I N
15 comentarios:
Se recoge aquello que se siembra...es la moraleja que saco.
Felíz año nuevo.Un abrazo
Como siempre precioso. Espero que hayan sido generosos contigo los reyes magos. Un beso. Feliz semana.
Pues sí, precioso...y por cierto, gracias por el mensaje a las mujeres...maravilloso. Un beso enorme, guapísima.
Como sempre muito bonito. E Ivell continua a ser uma fada maravilhosamente bondosa.
Um abraço e uma boa semana.
Obrigada, pelos mails maravilhosos
Hermoso relato como tú...
Mis mejores deseos d bonanza espiritual para ti..
gracias por tus letras y por tus estrellas.
besos, monique.
las ilusiones de las personas se mantienen por los siglos de los siglos si sabemos valorarlas y las entendemos sin explotarlas.
la ilusion mas que ilusiòn es una ventana para hacer realidad nuestros sueños. Un beso para ti :)
HIJA, QUÉ BIEN MONTAO TE LO TIENES, QUÉ ENVIDIA ME DAS!!! YO SOY NUEVA Y OBLIGADA AL MINIMALISMO, CON LO BARROCA QUE ME SIENTO!!!
ENCHANTÉE DE HABERTE ENCONTRADO. ERES COMO UN HADA BUENA.
FDO.: UNA BRUJA PETARDA.
CIAO, BELLA!
pedir algo que haga que se cumplan todos los deseos: ¿la libertad? ¿la verdad? ¿el
amor?
sí: el amor bien entendido
:)
La entrega, esa que no espera nada a cambio. Un acción en el tiempo que halla siempre su recompensa, tarde o temprano.
Gracias por compartir esto. Se lo envié a unos sobrinos míos, me tome esa libertad. Para que les sirva como ejemplo.
Estuve ausente, pero ya estoy aquí otra vez.
Un fuerte abrazo y beso. Un jazmín para ti. Linda.
tanto es el amor que siente por casiel que se olvida de ella para pensar solo en el!
bondad de un verdadero amor!
hernosa historia!
Claro que sí, la generosidad debe ser premiada.
me ha gustado el cuento.
Besicos mañicos.
yo siempre digo que a las personas que son generosas o hacen algo por otra persona , la vida los premia.
De eso no tengo ninguna duda.
Besos Mar
El bien atrae el bien. Y la ilusión nunca muere. Hermoso cuento.
Un abrazo con mucho cariño
Muy bello el cuento mar.
Cierto es, que el que siembra recoge; Todo vuelve, por eso en la vida hay que manejarse con generosidad.
Besitos hermosa.
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