Tengo la boca amarga y no he mordido:
el alma, atoz, y la canción tronchada.
No sé que fuerza traigo en la mirada,
ni qué traigo,en el cuello, de vencido.
No sé ni cómo ni por qué he venido.
Esto es todo: llegué: no sé más nada.
No me importa el quehacer ni la jornada,
y me da igual herir que ser herido.
La sangre, a punto, se impacienta y arde
por inundar la alcoba a la que viene,
donde fui tan feliz que fui cobarde.
Sólo pido al amor que no se obstine.
Me sentaré a su orilla cualquier tarde
para que alguien, de paso, me termine.
gala
lunes, 26 de marzo de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Que maravilla de poema... es tuyo?
guapa muchas gracias por el comment que me has puesto en el blog, no te he contestado porque andaba un pelín despistado con tanta polémica, al final por expresa petición de mi amigo he rebajado el tono, lo que tiene escribir dejándose llevar por un calentón por la rabia acarrea consecuencias pero hay que saber rectificarlas, no he cambiado la idea de que pienso que el que ha jugado con mi amigo ha sido un cobarde pero si rebajé el tono.
Me ha gustado mucho el poema y la idea de si fuera, lo que pasa es que muchas veces la realidad nos dice SOY, y contra eso no se puede hacer nada pero desear algo es el primer paso para el cambio.
Muchas gracias, nos seguiremos viendo guapa.
Publicar un comentario